4º(IIº parte) y 5º día. Canelones, Casandra y la joda en París



Después de escribir el diario de los dias 3 y 4, partí con mi vieja a comer a lo de Alberto, que nos había invitado a comer canelones. El vive por el barrio de Menilmontant, cerca del cementerio de Pere Lachaise. Fuimos en subte, tomando varias combinaciones, como de costumbre. Me resulto lllamativo y novedoso que en el vagón que subimos se estaba festejando un cumpleaño, si como dije. Había guirnaldas colgadas, con un monton de cosas, música, gente disfrazada y alcohol por supuesto. Una buena idea para llevar a capital.


Como Alberto me había contado, la calle donde vive es de boliches, por lo que la cantidad de boliches por cuadra era inmenso, aún mayor que el resto de paris. Cuando llegamos, ya estaban todos los invitados. Además de Alberto, se encontraban un amigo de el, periodista argentino residente allá, y su mujer, y también la compañera de Alberto, con sus dos hijos: Alex, un muchacho en plena etapa de crecimiento (me lleva una cabeza) a sus 16 años y la adorable Cassandra de 19, estudiante de cine. La cena estuvo bárbara, unos canelones caseros con un vino argentino y otro francés. Todos fueron muy cordiales.


Para el fin de la comida, Cassandra, que por suerte habla castellano (la mamá es argentina), me invito a una reunión con sus amigos, en la casa de uno de ellos, cerca del cementerio de Montparnasse. Yendo en subte, Cassandra me contó de su fascinación con Argentina, viene para sus vacaciones de verano, y su indignacion con la apolitización de los jóvenes hoy. Llegamos al departamento donde su amigo vive con la novia. Es un departamento pequeño, compacto, pero muy bien decorado y acogedor.




La reunión se componía de estar en un cuarto con buena música y mejor alcohol, comparado con lo que tomamos en Buenos Aires. Eramos 7 personas más o menos: El dueño de la casa, del sur de francia, gran bajista y estudiante de cine, la novia, gran lectora de tolkien, una amiga chilena de Cassandra, hija de exiliados también y muy buena onda, una vecina del que ponía la casa y dos chicas más, con las que no pude hablar demasiado (ellas no hablaban ni inglés ni español). Después cayo otra persona más, amigo y almacenero de la cuadra. La música fue variada, hasta me animé a poner cuarteto y bailarlo, por supuesto. En general lo que me contaban de París era lo aburrido y estructurado que era, qué la gente no se comunica entre ellos y tienen su vida planificada. Era una crítica que esperaba, quizá no tan fuerte, y creo que es, hasta un punto, una crítica legítima. Para contrastar, conté la vida de Buenos Aires, donde nunca se sabe mucho que pasa mañana y donde la gente es más efusiva. Conocer ambas ciudades sirve para poner los pros y los contras de cada una. También me contaron como es el sistema universitario acá. Las licenciaturas duran tres años, pero los posgrados son indispensables. Cassandra me contó que vivía sola, porque sino la facultad le quedaba muy lejos, y de sus gustos literarios, por suerte clásicos. La pasamos muy bien, se hizo muy tarde y nos fuimos al departamento de la vecina donde seguimos con la joda. Cuando nos fuimos eran ya las 11 de la mañana, acompañé a la amiga chilena de Cassandra y a ella hasta el subte, yo preferí volverme caminando.


Llegué a casa y mi vieja se estaba yendo. Dormí solo 4 horas, la culpa de no estar recorriendo París me impidió dormir. Salí a dar vueltas, quería ir en un principio al Museo d`Orsay, pero tardé viendo libros en los puestos juntos al Sena y se me pasó la hora para entrar. Seguí caminando, pasé por el Grand Palais y los Champs Elysees. París de noche, creo qué es todavia más linda. Volví a casa cansadísimo. Comí. chatíe y me acosté temprano.

Comentarios

  1. claramente la estas pasando bien

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  2. Obviamente me mata leer cada una de tus crónicas. Se te extraña pendejo, eso si París bien vale que te quedes. Un abrazo grande. Te sigo por el blog. Respecto de tu escritura te conviene diferenciar los parrafos de lenguaje Andrés de los puramente descriptivos ya que te estás tomando el tiempo de escribir, es un excelente ejercicio.
    Profundizá tus descripciones dentro del tono realista.-

    otro abrazo

    juan rotemberg

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