28º Gli Imperioso! Sessa, Fasani..(Borrador, nunca terminado)

El día 28 era lunes a la mañana, me quedaba poco tiempo, el jueves ya me volvía a Buenos Aires. Había quedado cuando vi a Massi en ir hoy a Sessa Aurunca con él a conocer al pueblo y la familia.
Nos encontramos temprano en Termini, la estación central de trenes en Roma en el centro de la ciudad. Por el tamaño podría compararlo con Once, solo un poco más grande quizá y un poco más lindo también. Nos encontramos temprano tipo 10 y media, nos saludamos contentos, sacamos los pasajes y partimos.
El tren era decente, es decir, un tren de los años 80s pero cuidado, no estaba mal en comparación de los trenes argentinos. Íbamos a tener 2 horas de viaje, porque a pesar de que en un mapa Sessa parezca estar a pocos kilometros de Roma, es una zona montañosa y las distancias se extienden. Además el tren, que iba para Nápoles, iba parando en cada pueblo.
Fueron un montón de paradas hasta Sessa y eso que estaba a mitad de camino. Pero no me molesto, pude mirar por la ventana y ver el lindisimo paisaje de la Campania. Es una región de pequeñas montañas y grandes valles fértiles totalmente trabajados por el hombre. Solo en las zonas más escarpadas y altas de la montaña no vi cultivos o casas, por el resto del territorio entendí lo que es el trabajo de la tierra intensivo. Las divisiones de la tierra son muy pequeñas, cada terreno tiene pocas hectareas, pero que estan muy trabajadas. Las casas son una combinación de unas estructuras de hace doscientos años, con algun elemento moderno. Generalmente estos elementos solo aparecen cuando son estrictamente necesarios , es decir con algun fin instrumental. El tamaño de las casas es similar, no varía, suelen ser de 10 metros de largo por 5 de ancho, con dos pisos, como una caja. El deterioro, por lo menos en el frente, de las casas, aumenta la impresión de la antiguedad de estas. Ver las construcciones abandonas, algunas de piedra, al costado de las vias, contribuye también a la nostalgia por el pasado.
A medio camino, se abrió hacia las montañas del este un valle con un pequeño pueblo y con él, una increíble viste del mar Mediterráneo. La imagen vasta de este mar tan azul, me hizo preguntarme en que pensaba un romano hace 2 mil años o más cuando lo veía como lo estaba viendo yo. La inconmensurabilidad y el paso del tiempo, en eso pensé yo.
Al ratito llegué a Sessa Aurunca, o más bien a un pueblo limítrofe de Sessa. Aún así la estación se llama Sessa Aurunca. La municipalidad de Sessa Aurunca creo, que ocupa todo un valle, donde se encuentran una serie de pueblo. El más grande de estos es Sessa Aurunca con 20 mil habitantes (actualmente esta descendiendo la población), Fasani se encuentra a 5 kilometros de Sessa y tiene 800 habitantes. Lo impresionante en Italia, es que los pueblos estan pegados. La densidad de habitantes por kilometro cuadrado en inmensa, mas de 400 habitantes por kilometro (En Argentina es de 16). Esto se puede apreciar mucho más de noche, cuando en el horizonte las luces son constantes, a diferencia de nuestra pampa. Un dato que me sorprendió leyendo la Historia de la República Romana de Rosenberg fue que en la antigua Roma, anterior a la república, ya la densidad de habitantes en la península itálica era de 20 habitantes por kilometro. Es decir que en Italia hay una historia de trabajo y civilizacion en la tierra inmenso, por lo tanto la cultura en estos lugares se hace sentir.
En las estación nos estaba esperando el papá de Massimiliano en el auto, un hombre de unos sesenta años, de carácter alegre y con unos rasgos muy parecidos a los de mi papá. También él fue muy cordial conmigo, se notaba que estaba contento de que este yo ahí. Por medio de Massi me preguntaba cosas generales y que me parecía el pueblo.
Para llegar a su casa en Fasani tuvimos que rodear Sessa Aurunca y los mini-pueblos limítrofes, y pude apreciar la campaña. Aunque el día nublado no acompañaba, sentí la alegría y una conexión con la tierra más profunda de lo que podía sentir en mis tierras pampas.
Fasani, el pueblo de los Imperioso, son 3 cuadras, por lo que ví. Llegando con el auto, observaba que estaba aún más quedado en el tiempo que los pueblos que habíamos visto desde el tren. La comparación con el pueblo de Corleone (de la película del Padrino) se me hizo inevitable. Eran callecitas estrechas, con casitas de dos pisos, todo tenía por lo menos 50 años. La casa de Massi y la familia queda al frente de una pequeña estatua en recuerdo de los muertos en la segunda guerra mundial. Cuando bajamos, nos cruzamos con 2 o 3 personas que Massi me conto que también eran Imperioso y que eran parientes, por supuesto; esta escena de encontrar personas en la calle que sean Imperioso y parientes se iba a repetir durante todo el día.
La casa de la familia era también de dos pisos. En planta baja, por lo que vi, tenían como cuartos de depósito y un patio. En uno de estos cuartos tenian botellones donde hacían su propio vino; lo probé, era riquísimo, tinto, espeso y naturalmente gasificado. En el patio tenían también un gallinero. Todo la comida que hacían era muy artesanal, aún en la ciudad este espíritu se mantiene, por eso los locales de comida rápida no tienen tanto éxito en Italia.
En el primer piso vive la familia. El papá y la mamá, Massi cuando va y su hermano mayor Giuseppe. El hermano de Massimiliano se ocupaba del negocio familiar, atendía el almacen del pueblo, uno de los 2 negocios que ví, junto con un bar.
Cuando llegué era la hora del almuerzo. Giuseppe y la madre me recibieron muy calidamente, siempre con una sonrisa. Me invitaron a pasar al comedor para comer con ellos, mientras daba en la tele un partido de la Juventus (todos son hinchas de la Juve). Nos sentamos a comer los hombres, mientras la madre iba y venía de la cocina trayendo cosas.
Trajo para comer un plato grande para cada uno con un montón de fiambre, queso y huevo, como picada. Era muy suculento. Mientras comía la picada, me llamó la atención que vuelva de la cocina con una cacerola grande que la apoyo en el medio de la mesa. Metio un cucharon y saco de lo que parecia ser agua o suero, una especie de huevo pero del triple de tamaño y mas blandito, no sabia que era. Nos dejo uno en cada plato, parece que era comestible. Antes de probarlo mire Mass para ver si lo comia y que era por dentro. Este supuesto huevo era una autentica muzzarella casera. Las muzzarellas de verdad son similares a la ricota, del mismo color y de una textura parecida, y ademas se guardan en suero, son muy jugosas. La muzza era exquisita y nada que ver con lo que conocia en Argentina. El plato de picada me mato, era enorme.
Sin embargo, no me extraño que la mamma, despues de llevarse los platos, viniera con otro suculento plato, de pasta esta vez. Era desproporcionado para lo que estaba habituado a comer. La mamma vio como mire dudoso el plato y me dijo, para que no falte el espiritu italiano, ¡Mangia, mangia!, cosa que volveria a repetir. Mientras tanto Mass y Giuseppe se reian de mi sorpresa ante tanta comida. Apenas pude terminar el plato de pasta, pocas veces comi tanto.
Mi sorpresa fue cuando aparecio un tercer plato, y mas pesado que el anterior. Un plato de cordero con papas fritas. Ya verlo me nockeo, no podia comer mas. Suficiente habia quedado en el primer plato.
Fue un almuerzo muy italiano. Familiar y abundante. Senti la hospitalidad de la familia y lo artesanal de la comida.
La sobremesa fue extendida y aprovechamos para reconstruir las conexiones de la familia y de los parientes en la argentina. Me sorprendio la importancia que le daban al arbol genealogico y como seguian a los parientes que habian emigrado, aunque nunca los hayan conocido. Me contaron la historia de mi abuelo Mateo y sus hermanos.



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