Moscú-Sochi, 2 horas y media


Cara de muerto en Domedovo

Me cuesta decir, pensar, cuánto tiempo pasó desde que me subí rumbo a Moscú. A grandes rasgos creo que fue hace unas 27 horas, si me lo tomé a las 11 de la noche. Ahora es la 1 y media en hora local,  las 7 y media de la tarde en Buenos Aires. Ya me estoy yendo a dormir, el jetlag me dejó bastante grogui. 
Hoy fue un día intenso. Llegué a las 5 de la mañana a Moscú en un viaje no tan placentero como el anterior. Por suerte toda la tramitación de la visa y eso fue fluido por los chicos guatemaltecos, uno de ello es hijo de rusos y habló por nosotros. Pero una vez en el aeropuerto algunas cosas fueron más difíciles. Nadie habla inglés y menos español. No pude cambiar plata y comprar un agua fue una odisea. Por suerte tramitar el otro embarque fue llamativamente sencillo. 
La espera de 5 horas de hizo eterna, más sin plata. Dormí de a ratos y bastante mal.
El aeropuerto donde llegué se llama Damidedovo y es, al parecer, uno de los cuatro aeropuertos de Moscú. No  sé si fue una sensación mía o qué pero ya desde el aterrizaje, viendo el aeropuerto, sentía el aura de una gran potencial y de un país que quiere volver a serlo. También sé ve que Rusia está en el límite entre Europa y Asia, generando una vía y forma de pensar particular. En todo lo que vi no vi ninguna reminiscencia a la URSS. Si mucha presencia del mundo asiático que no esperaba en tal manera.
Contra todo pronóstico el viaje Ural Airlines fue un éxito. Fue fácil hacer el check in, dejar el bolso y todo. En el avión me pegó el cansancio y morí durante todo el viaje. 
Ya en la fila para subir al avión éramos todos delegados al festival. Gente de turkistan, diferentes partes de Rusia, todo divino. 
El detalle es que no venían exactamente a nuestro festival. La próxima explico porque

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