Rumbo a Ezeiza, algunos prejuicios

 

El viaje es inminente, cuestión de horas. Así que  ya no más elucubraciones. 
Aún a riesgo de aburrir voy a seguir haciendo listado de algo tan erotizante como las lecturas que me llevo.
Para el viaje y el blog, Saqué algunos apuntes del ya mencionado libro de KApuscinski y del capítulo sobre el derrumbe soviético de la monumental obra "Por el bien del imperio: una historia del mundo de 1945 a nuestros días" de Josep Fontana. 
Increíble la cantidad de material que se puede guardar en un reader. Abusando de esta capacidad, acopié de todo: los últimos de Perry Anderson, Petesburgo de Andrea Biely (que me recomendó mi amigo Manu Gómez), textos de coyuntura de SinPermiso, algo de política para practicar algunos idiomas, algo de Oliver Sacks  y muchas más cosas que ahora no me acuerdo. En papel solo me llevo las memorias de gobierno de Gorbachov, "De la ética a la política, de la razón erotica a la razón inerte" del tristemente recién fallecido Toni Domenech (ya lo leí pero esta vez para estudio) y el primer año de la revolución de VictorSerge.
Me siento raro en no llevarme, como en todas mis vacaciones, algo de la revolución francesa y algún clásico griego o latino pero todo no se puede.

Yendo a otro tema. Aprovecho y enumeró una serie de comentarios, advertencias, etc. de personas que estuvieron por allá. Dato gracioso es que, cuando le conté a un amigo que estuvo en cancillería que tenía ganas de recorrer algo del Cáucaso no le gustó nada. Me dice que lo único que escucha de esa región de argentinos es quilombos; pareciera que son pueblos bastante cerrados.
 La mayoría de los países parece que mucho no nos quieren porque reconocimos a Armenia como país. No nos olvidemos que allá existe un crisol de "naciones" que excede ampliamente Rusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Todos tienen problemas limítrofes con todos y, además, albergan diversos pueblos en su interior. Reconocer Armenia es pelearse con los otros
Más allá de eso otros datos anecdóticos son, por ejemplo, que -dicen las malas lenguas- que nadie sabe cómo cayó el embajador georgiano a nuestro país. Cuenta el que hizo algún buen negocio con nuestro país sumado a que él manejaba en Georgia algo así como el chequeado.com nuestro y así cayó acá. Hoy se dedica a visitar nuestro hipódromo. Por otra parte, la comida de Georgia parece ser bastante rica; dato que no voy a pasar por alto.

Comentarios